jueves, 27 de junio de 2013

El pendrive humano


En el inicio de un post de Andrés Pérez expresa en forma de metáfora que se considera "un pendrive humano, proporcionando bits de información y conocimiento" como docente en los cursos que imparte. Cuando lo leí me quedé enganchada a esta idea y pensando como docente si estaba de acuerdo o no, si Andrés le daba el mismo significado que yo…Empecé a imaginar las diferentes relaciones que había entre un pendrive y la memoria de las personas, nuestra forma tan particular de procesar la información, la diferencia  entre la información que  recibimos y la que  transmitimos, la emocionalidad que le aportamos y cómo adaptamos nuestro “discurso” gracias al feedback que nos llega del receptor.
Está claro que no es lo mismo un simple pendrive que almacena información comparado con la memoria de los seres humanos en los que intervienen muchos más factores. Sin embargo la metáfora ha cumplido con su finalidad que es la de que yo le adjudique mi propio significado y a partir de ahí,  sacar mis conclusiones,  nuevos significados y un aprendizaje que me será útil después.

Dice Joseph O’Connor que se puede diseñar una metáfora para cualquier situación.

Según esta frase ¿podemos tener una metáfora para una situación de búsqueda de trabajo? ¿una metáfora cuando ejerzo mi trabajo? ¿como emprendedor/a? ¿como jefe? ¿como madre? Estoy de acuerdo, sí es posible.

Buscar nuestra metáfora nos exige un esfuerzo de autoconocimiento del que luego vamos a obtener una recompensa: tener más claro quién soy. Además nos va a ser útil para saber ofrecer nuestra profesionalidad y detectar los aspectos que quiero mejorar.

¿Quieres tener tu metáfora? Sólo te hace falta información e imaginación.
Primero piensa en lo que haces profesionalmente y le das un significado indagando en la finalidad de tus funciones (para qué o quién lo hago...), o la importancia que tiene para tí (lo principal en mi trabajo es...), para la empresa, la sociedad, los clientes, o la forma en que lo realizas  (rapidez, meticulosidad, moviéndome de un sitio a otro...). 
Después transfieres este significado a una situación distinta con una estructura parecida . Te puede ayudar la frase “En mi trabajo soy como un…”
A partir de ahí, obtendrás mayor sentido a lo que haces y verás más claramente las  diferentes posibilidades que te ofrece esta capacidad de la autoobservación.

Libro lectura Senda 3 de mi  3º de E.G.B.
Una de mis metáforas es que profesionalmente “me dedico a destapar las cajas de los vientos"


¿Qué metáfora utilizarías para describirte a ti mism@?






domingo, 16 de junio de 2013

"Hablar a tiempo, requiere tiento"

Serán las cosas de la edad o será el estilo de vida actual, pero mis minutos, horas y días pasan a toda velocidad haciendo que sume semanas, meses y años.  Se supone que el tiempo es una unidad física que mide siempre lo mismo, sin embargo no ocurre así en el tiempo de los seres humanos. Depende de cómo nos sintamos en cada situación, lo vivimos de forma diferente. Son las emociones las que influyen la percepción de nuestro tiempo.

Los griegos anteriores a la era metafísica ya hablaban de esta diferente apreciación del tiempo y utilizaban un concepto el kairós como ese momento oportuno en el que ocurren las cosas. Se trata de esos espacios de tiempo que es justo el instante de llevar a cabo una acción para conseguir un buen resultado; momentos en los que,  tanto si lo haces antes, como si lo haces después, ya no es adecuada la ocasión.

Siguiendo en esta misma línea el sofista Gorgias insistía en que “el orador debe estar atento siempre al fluir de la conversación para detectar en ella las oportunidades que se abren para el oyente”. Hablaba de tener la habilidad para encontrar el momento adecuado para decir las cosas.

El que sabe hablar, sabe también cuándo. 

Con esta idea es con la que hay que actuar en los momentos de networking. Son situaciones en las que estamos conversando con una persona que puede ser un futuro cliente, un posible empleador, un posible informante clave sobre algún aspecto de nuestra profesión y en las que debemos tener esa habilidad de mostrar nuestra capacidades, intereses, propuestas; se trata de aprovechar ese momento “idóneo” para decir lo que queremos decir, es el momento justo.

Conseguir este acto depende de una combinación de nuestra habilidad comunicativa y de intuición. Para lograr  ser oportun@ en el momento kairós, debemos atender a la conversación con nuestro interlocutor, pero no sólo en el contenido (la cuestión verbal),  sino también en la emocionalidad que transmite (comunicación no verbal) y el contexto en el que todo esto se produce. Se trata de dejarse llevar por la conversación, pero a la vez sabiendo detectar aquellos momentos que se abren en el espacio del tiempo para introducir nuestro “relato”.

Y tú, ¿has perdido oportunidades en tu vida profesional por no decirlo a tiempo?