martes, 5 de marzo de 2013

Coaching. Aprender a hacer las cosas de forma diferente.

Cuando aprendemos ponemos en marcha habilidades que antes no podíamos o no sabíamos y que nos hacen llegar a resultados más efectivos sobre algún asunto. Para aprender hay que abrir nuestra conciencia y movilizar la capacidad de acción, salir de la zona de confort. Para ello hace falta voluntad para cuestionarse nuestro propio mundo, declarándonos a nosotros mismos que hay algo que no sabemos o que no podemos hacer. Y esto a veces, nos cuesta reconocerlo o nos es más cómodo quedarnos como estábamos...


La forma actual de aprender no está en acumular conocimientos sólo, porque tenemos la información muy accesible por muchos medios. Existe una necesidad de saberse manejar en el mundo cambiante, con demandas cambiantes, con mucha información y por diferentes vías; hay que tener capacidad de saber extraer lo importante, lo prioritario, lo que me sirve para conseguir buen rendimiento. Es saberse manejar en un mundo complejo actual, en la indeterminación y en subjetividad de los hechos.

La capacidad de adaptación es la habilidad más importante en la actualidad y ello se consigue con una actitud positiva hacia el aprendizaje. Hay que tener humildad para reconocer que no sabemos y así poder aprender, es la forma de afrontar el futuro.


Formas de aprender

Dependiendo de lo que se quiera conseguir hay que elegir la mejor forma de hacerlo. En ocasiones puede ser conveniente el aprendizaje a través de la formación, por ejemplo, para adquirir nuevos conocimientos sobre un programa informático; o a través del asesoramiento, por ejemplo, para aconsejar cómo realizar mejor un trabajo. Son formas que nos llevan a la mejora de resultados enfocados en el saber y saber hacer. Se trataría de las situaciones en las que tenemos que desarrollar la capacidad de acción en algún ámbito, pero sin cuestionar nuestra percepción.

El coaching se centra en el aprender y no en el enseñar. El trabajo del coaching se focaliza en el proceso de aprendizaje de la persona y no en el adiestramiento del coach, ni en resolverle el problema.


El/la coach ayuda a hacer emerger las potencialidades personales de una manera muy práctica, con sentido de utilidad y claridad de enfoque. Se basa en tener en cuenta la forma que tiene la persona de observar la realidad y hacer que sea consciente de las limitaciones que esta percepción le provoca. Si cambia su interpretación podrá abrirse a la experiencia de hacer las cosas de otra forma a las que las había estado haciendo hasta ahora y los resultados serán diferentes. Se producirá un aprendizaje transformacional. Otto Scharmer (2007) sugiere que cuando te liberas de prejuicios cognitivos y de apegos emocionales, se asienta un estado de conciencia abierta y “presencia” que desata un poderoso potencial para la creatividad y el crecimiento.

Utilidad de los procesos de coaching

Hay que considerar que no sirve para todo ni en todo momento. El coaching sirve cuando nos enfrentamos a una situación que no podemos resolver por nosotr@s mism@s y  tenemos voluntad para realizar este proceso de aprendizaje mostrando el deseo de querer saber, poder hacer o querer ser de otra forma más satisfactoria. 
Por ello se determinan unas metas y objetivos, y se ayuda a concretar qué acciones hacen falta para conseguirlo. Siempre se marca un antes y un después para llegar a unos resultados concretos. No es hacer por hacer, se tiene presente siempre una finalidad de cara al futuro, una mejor productividad en el ámbito en que se desee; de ahí la gran efectividad de los procesos de coaching. 

El resultado es APRENDIZAJE, CAMBIO, MEJORA.












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